El viernes recién pasado tuve un encuentro ultra agradable, desde Concepción vino mi amigo-socio Marco (conocido antiguamente en el mundo artistoide como Calamaro).
Luego de algunos problemillas técnicos que fueron solucionados por su super preocupada novia desde Concepción, corrí algunas cuadras en su búsqueda, ya que la visita sería flash teníamos que aprovechar el poco tiempo de la estadía, a si que nos apresuramos en conseguir unas ricas bebidas de cebada para refrescarnos, como es nuestra costumbre con tanto "blabla", el helado líquido sería de gran ayuda para poder seguir la plática y mitigar lo seco de nuestras gargantas por tanta carcajada (entre blogspoRts y La MinoJe).
Después de unas pocas pero necesarias horas de entretenida conversación (incluyendo la búsqueda de papel y de fuego, además de algunas llamadas telefónicas) el bailoteo que dejamos pendientes en una solitaria calle de Concepción, lo continuamos en Ba-le-duc donde nos internamos entre la flora y fauna normal del lugar, y con su especial DJ que nos hizo bailar entre los sonidos de Pulp, Morrisey, el especial de Kylie Minogue, Franz Ferdinand, algo de 80's entre muchos más.
Lo más entretenido de la noche en ese antro, fue como las(los) "lolitas"(os) le coqueteaban descaradamente a mi bailarín, incluso en más de alguna oportunidad recibí empujones, como alguien queriendo ocupar mi lugar. Fue tanto el éxito de este artista entre las féminas (y entre los que sueñan con serlo) que al acompañar al DJ por unos breves minutos, las fans no sólo se acercaban como de costumbre para coquetear con el encargado de la música, sino que al ver al nuevo galán se aproximaban cuales abejas al dulce acompañante ja. Y él obviamente, no se quedó atrás, hasta sus ropas sirvieron para secar el trago derramado intencionalmente por un coquetón codazo.
Y así pasó la noche, entre bailes con canciones celebradas (como si el DJ supiera lo que queríamos escuchar), vasos que se vaciaban rápidamente, risas espontáneas al ver cada ejemplar nocturno (cartera al hombro), Franky al acecho... en fin, otra divertida sesión como es de costumbre con mi fiel compañero.
Ya pasada las 6 de la mañana, de regreso al depto y cuando Marco dormía después de su agotadora jornada...con el DJ continuamos nuestra fiesta particular (entre videos de Stone Roses) que a esta hora deja de ser de las masas y pasa a ser personal.
Luego de algunos problemillas técnicos que fueron solucionados por su super preocupada novia desde Concepción, corrí algunas cuadras en su búsqueda, ya que la visita sería flash teníamos que aprovechar el poco tiempo de la estadía, a si que nos apresuramos en conseguir unas ricas bebidas de cebada para refrescarnos, como es nuestra costumbre con tanto "blabla", el helado líquido sería de gran ayuda para poder seguir la plática y mitigar lo seco de nuestras gargantas por tanta carcajada (entre blogspoRts y La MinoJe).
Después de unas pocas pero necesarias horas de entretenida conversación (incluyendo la búsqueda de papel y de fuego, además de algunas llamadas telefónicas) el bailoteo que dejamos pendientes en una solitaria calle de Concepción, lo continuamos en Ba-le-duc donde nos internamos entre la flora y fauna normal del lugar, y con su especial DJ que nos hizo bailar entre los sonidos de Pulp, Morrisey, el especial de Kylie Minogue, Franz Ferdinand, algo de 80's entre muchos más.
Lo más entretenido de la noche en ese antro, fue como las(los) "lolitas"(os) le coqueteaban descaradamente a mi bailarín, incluso en más de alguna oportunidad recibí empujones, como alguien queriendo ocupar mi lugar. Fue tanto el éxito de este artista entre las féminas (y entre los que sueñan con serlo) que al acompañar al DJ por unos breves minutos, las fans no sólo se acercaban como de costumbre para coquetear con el encargado de la música, sino que al ver al nuevo galán se aproximaban cuales abejas al dulce acompañante ja. Y él obviamente, no se quedó atrás, hasta sus ropas sirvieron para secar el trago derramado intencionalmente por un coquetón codazo.
Y así pasó la noche, entre bailes con canciones celebradas (como si el DJ supiera lo que queríamos escuchar), vasos que se vaciaban rápidamente, risas espontáneas al ver cada ejemplar nocturno (cartera al hombro), Franky al acecho... en fin, otra divertida sesión como es de costumbre con mi fiel compañero.
Ya pasada las 6 de la mañana, de regreso al depto y cuando Marco dormía después de su agotadora jornada...con el DJ continuamos nuestra fiesta particular (entre videos de Stone Roses) que a esta hora deja de ser de las masas y pasa a ser personal.
