El día siguiente de mi cumpleaños del año pasado comenzó de una manera muy singular. Sabía que mi socia Andrea, como de costumbre, se había quedado a dormir pero que tenía una reunión temprano en la mañana.
Así mismo de temprano, un ruido en el baño me sacó del sueño etílico normal después de la celebración y me quedé escuchando en el silencio, me preocupé, pero como el sonido de la ducha rompió ese silencio seguí durmiendo. Al pasar una hora una voz casi de ultratumba me llama del dormitorio de mi socia, traté de reaccionar rápidamente y fui a ver qué pasaba, ahí estaba ella acostada, me extrañó su inasistencia a la reunión y me percaté que la toalla que envolvía su pelo estaba ensangrentada y ella me cuenta que al ir a prender el calefont se resbaló en el "chopino", fui a mirar el pasillo del depto y vi las paredes manchadas de sangre desde la cocina hasta el baño, manos marcadas por las murallas, pisadas y charcos a punto de solidificarse... todo digno para una portada de La Cuarta de esos años amarillista.
La caída fue tan fuerte que aparte de la herida profunda que le dejó, le provocó pérdida de "conocimiento", no recordaba ni como enviar un mensaje a celular, asi que dejé de lado los nervios y tuve que tomar el puesto de "asistente". Por su estado obviamente no podía ni pararse de la cama, menos podría bajar 3 pisos, asi que no quedó otra que llamar a Help. Luego del retraso normal, llegaron 2 paramédicos (pero en auto) a ver cuál era la gravedad del asunto, y al tener conciencia de la inconciencia de la paciente llegó la ambulancia. En un momento tenía a 7 personajes hospitalarios de visita, además de los papás de la herida que era primera vez que visitaban mi hogar (qué impresión se habrán llevado después de la ambientación post-cumpleaños entre vasos vacíos, ceniceros llenos y olor a barucho?)... la escena era para creer cualquier otra cosa.
Bueno, después de que suturaron la "lesión", se llevaron a mi socia a tomarle un scanner, para alla partimos todos para hacerle compañía. Y cuando quedamos tranquilos de que estaba bien era necesario volver mi cuerpo a mi cama y descansar... pero aun faltaba más, cuando volvía a casa en el transporte público a un señor "X" le dió un ataque epiléptico, osea el medio atado, parando la micro, que hagan espacio, que le pasen un pañuelo, la típica señora opinóloga comentando que tiene un pariente que le pasa lo mismo, que llegó un paco... uff, por lo menos el show duró poco y pude llegar a vegetar y dejar en el pasado el muy sui generis y excesivo día de diversos padecimientos.
Esta cena de navidad, aunque con la misma compañía que la anterior (y el relevo de otra), debía tener un cambio en el plato principal. Mi comensal favorito tuvo la exquisita idea de servirnos salmón, obviamente como era yo quien prepararía la Cena Navideña tenía la presión psicológica de la primera vez en esta marina preparación. Aunque principiante y todo, el paladar más estricto, juicioso y mañoso lo aprobó casi con ovación, qué más ad-hoc que haber hecho una ola??!! mmmm eso faltó.
