31.1.10

calor gigante

Este calor capitalino agobia a cualquiera, sumado a la presión arterial normal de mi estado lo único que quiero y que hago es estar encerrada en mi fresco depto si mover un sólo músculo, creo que me estoy convirtiendo en un topo, pero en un medio ambiente bastante menos natural, donde internet, tv cable y mi cama son la mejor compañía desde las 14 a 18:30 hrs.

He intentado leer un libro de Marcela Serrano que está hace semanas en mi velador pero que todas las veces que empiezo a leerlo en la tercera página me doy cuenta que no he leído nada, mi capacidad de concentración está muy lejos de lo que desearía, tal vez debería aceptar que la lógica y los números son mis mejores aliados y retomar mis sudokus para desligarme de la cajita pixelada que aparte de uno que otro canal interesante no hace que mi mente piense mucho, a veces proceso alguna que otra información interesante pero el control está pegado a mi mano la que con un tic permanente cambia de canal constantemente.

Lo mejor de todo es cómo he descansado en esta oportunidad a diferencia cuando esperaba a la Colomba que estaba trabajando, debo aprovechar porque estoy pasando los últimos meses en pleno verano donde ha hecho más calor que en el 2007, lo mejor es que tengo a mi lado a un padre súper preocupado que me ayuda en todo y tenemos más tiempo para regaloneos.

Aunque ningún embarazo es igual a otro los míos tiene algo en común, la Pequeña Gigante no se los ha querido perder.


14.1.10

Cada cosa en su lugar

Este nuevo año ha comenzado sin tanto balance ni cuestionamientos como antes, no hay mucho que decir sobre cada situación intensa e inesperada del 2009, sólo con que hayan sucedido basta y sobra. 

Le doy crédito a los simbolismos y rituales de principio de década que han logrado que por primera vez deje cada cosa en su propio año, lo que me ha permitido -sin premeditación- comenzar con otro aire, sin que los sentimientos del 2009 afecten en el que ha empezado de una manera bastante especial, armónica, con mucho amor, arrumacos, abrazos, besos, caricias, risas, apegos, miradas que se habían apagado un poco con tanta circunstancia imprevista.

Lo intenso ha rotado en su lado más positivo y eso lo vivimos a cada momento.