
Lo mínimo que podía hacer era que el único kilo de este animal acuático que pillamos, después de recorrer sus varias cadenas de supermercados, resultara como se merecía... aplicando recuerdos gustativos, acompañado de algún consejo de Mamá Diva pudimos deleitarnos con éxito el ejemplar oceánico.
Después de nutrirnos con el rico salmón, un poco antes de medianoche hizo su ingreso a la cena Cristian T. quien no dejó espina sin saborear... (y obvio Uribe no podía faltar a la degustación de este manjar marino, aunque llegó al otro día, se almorzó el último trozo del apetitoso pececillo)
Y con esta sabrosa cena esperamos la llegada de Papá “Noes” y seguir la noche en el mismo lugar que la navidad pasada.
1 comentario:
Recordé con mucha nostalgia el fin de año anterior, el mejor en años, el trabajo anterior que esculpió mis carnes a punta de bajar el salmínido desde el exterior y que hoy no queda más que un vaho en mi piel. Felices Fiestas, que se repita lo bueno!!!!!
Publicar un comentario