Los días pasan entre limonadas, muuuuuuuuuuuuchos rollos de papel higiénico para extirpar de una vez este catarro y terca congestión nasal, mentolatum para minimizar la idem y paltomiel para hacer desaparecer este dolor de garganta que no se va... es que no hay nada peor que estar resfriada, pero más encima estarlo en verano y embarazada es lo peor, osea, no puedes tomar nada fuerte que saque los achaques normales de una vez, no, tienes que resignarte a llevarlos a cuestas por varios días, ya no me puedo sentir más pésimo... pero no puedo ser tan mal agradecida y reconocer el esfuerzo de mi enfermero personal por hacerme menos pesado este estado febril en el que me encuentro sumida desde ayer (y parece que se está contagiando de estos bichos que nadie ha invitado).
Hay que reconocer que el estado de embarazo es bastante agotador, el tiempo pasa entre el crecimiento irreversible de la barriga haciendo cada vez más complejo poder trasladarme, aparte de la dificultad para respirar, vómitos nocturnos por una acides de “puta madre” que me acecha diariamente, etc. pero en fin, es parte del show y en estas semanas con licencia necesaria puedo internarme en lo que vivo y siento diariamente y a cada momento, descansando horizontalmente, recostada de lado izquierdo y sólo teniendo en frente una ventana sin mucha historia entretenida (hace falta algo de Hitchcock con su Ventana Indiscreta) vivo y disfruto cada movimiento de la Colomba, me dejo llevar por su forma de comunicarse y sólo me queda imaginarme cómo será... es tan extraño casi angustioso tener a alguien viviendo dentro, alguien que tiene corazón, pulmones, extremidades, todos sus órganos creciendo normalmente, se mueve, siente y que depende 100% de mí de ahora en adelante... mucha responsabilidad.
Pero bueno, aunque sea monótono mi tema de llenar estos espacios, es lo que vivo y disfruto plenamente... mi mayor momento de fertilidad de cuerpo y mente.
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