QUÉ ME PONGO?

Al caer la noche se hace notar la llegada del otoño y es hora de cambiar de atuendo para dormir. Revuelvo el lado del clóset con las cosas otoño-invierno guardadas del año pasado (en su mayoría para nuevo uso), pero todo me parece muy extremo aun. Trato de acomodar y mezclar las estaciones, improviso corto con grueso y largo con delgado.
…a todo esto, es un tema importante la indumentaria que usamos a la hora de dormir, sobre todo si dormimos acompañados (por un novio, pololo, esposo, o el de turno -en este caso el pijama es lo que menos se usa o dura).
Cada caso tiene su estación y su pose. En verano todo es más fácil y erótico, con la piel expuesta al roce directo. Aquí su majestad el satín siempre sugerente es nuestro mayor aliado para las noches de calor. Su caída libre y textura espontánea hace fácil su quitar.
En invierno es más complicado, las bajas temperaturas nos hacen dejar de lado un poco el glamour y la insinuación, con el frío no nos queda más que cubrirnos con el antisexy polar, tapadas del cuello a los tobillos.
Para qué andamos con cosas, ni un buen escaldasono ni la calefacción son suficientes para los grados bajo cero que nuestra gélida ciudad nos entrega en invierno, así que a ponerse las pilas y proveerse de todo el encanto y creatividad para que la apariencia nocturna no mate todas las pasiones.