Pasó el terremoto, nació la Gabriela y nos cambiamos de casa.
Este año como todos los anteriores comenzó en marzo y esta vez el calendario nos puso a prueba ante el miedo y el oscuro momento del pasado 27 de febrero.
Las réplicas se han disipado y con ellas se alejaron mis noches más relajadas. Tampoco han sido que bruto que malas, pero han habido algunas que dan ganas de salir corriendo y ponerme a dormir en alguna banca de cualquier plaza disponible. Pero bueno, aquí estamos, tratando de retomar mi lugarcito didáctico e intentar reemplazar mi blog mental por el real.
1 comentario:
Eso es bueno! hay que ir sacando pa juera! jeje
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