Una de las cosas que más me carga es meterme en cahuines, o que involuntariamente me metan. Los malditos pelambres, relaciones interpersonales, el reducido grado de separación donde el mundo se transforma en un pañuelo y deben convivir distintos personajes, deseables e indeseables.
Está claro que no debe ser de importancia lo que el resto piense de uno, menos si es alguien externo, que no me conoce y que nadie sabe lo que pasa en las 4 paredes donde vivo, pero no me agrada para nada que ciertas personas sepan de mi vida, lo bueno y lo malo, más que las conclusiones que saquen de mi existencia.
Una cosa es que una "pele", todos lo hacemos, o comentamos y nos reímos, pero de ahí a introducir a personas en historias de que esta dijo y este otro contestó, aparte de penoso, lo encuentro muy básico.
En fin, no queda otra que aceptar e ignorar las habladurías, deformaciones de la realidad, aprovechamiento de la confianza y aburrimiento del resto.
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