Qué daría por un abrazo tuyo... de esos apretados de costumbre, esos que dejaban sin respiración, pero que se disfrutaban y se necesitan de vez en cuando.
Qué daría por que pases tu barba recién crecida por mi cara, como era de costumbre.
Qué daría por estar unos minutos contigo, otra vez.
Qué daría por caminar contigo por las calles de Valdivia, esas caminatas interminables.
Qué daría por estar en Niebla, cerca tuyo, donde siempre estuvimos.
Se te extraña, siempre.
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