Estos últimos meses han sido muy importantes en mi avance personal. Desde octubre del año pasado que vengo experimentando cambios importantes, nada ha sido de una sola vez, todo con pausa y en la justa medida, pero lo mejor de todo es ir encontrando sentidos distintos a las cosas. No sé si se llamará madurez, eso le viene bien a las frutas, es más bien un trabajo propio que desde mi interior, de a poco se va haciendo más profundo y trascendental, de seguro irreversible.
Estos últimos dos meses han sido cruciales para determinar en qué estoy, proponiéndome aprovechar el aquí y el ahora, con algunos esbozos de un futuro prometedor y sólido pero que no quita el sueño, me ocupo de este momento, de lo maravilloso que ha sido este último mes, de cómo y cuánto he aprendido, crecido y avanzado. Tomar este nuevo camino es la mejor decisión que he tenido de hace mucho tiempo.
Desde mi interior irradia algo nuevo, aprendiendo nuevas técnicas y prácticas que ayudan a cualquier espíritu. Nada de absolutismos ni doctrinas sugestionables, más bien tomar lo que es necesario para razonar y buscando soluciones en lo que se puede solucionar, y armonizar en lo que se puede conciliar. Cada cosa a su tiempo, su espacio y su importancia.
Está claro que estoy viviendo recién el prólogo de esta nueva etapa pero aún así ya siento como cada día despierto sumergida en este nuevo estado... no hay nada mejor que una buena respiración para abandonar algún gris pensamiento que a veces quiere llegar a hostigar, y así como llegan fácilmente en medio segundo se van, nada de dar cabida a tonteras ni recuerdos oscuros, definitivamente se avanza tomando cosas que sean mejor que las dejadas... así debe ser.
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