Los días corren entre la rutina de las nuevas “gracias” de Colomba, encerradas en la rápida monotonía vemos desde nuestro calientito hogar como el invierno golpea contra la ventana hojas que ya cumplieron su ciclo, gotas de una lluvia necesaria para limpiar la nube gris que acostumbra cubrir a los santiaguinos, el frío que no dejamos ingresar a nuestra acogedora guarida y truenos con relámpagos que iluminan sin asustarnos.
Cuales osos invernamos abrigándonos con aprendizajes mutuos, viendo pacientemente que nos ofrece el destino, con lo incierto pero a la vez seguro que comenzamos a crear.
De a poco voy acomodando y reinventando mi “departamento de soltera”, acostumbrándome a otro orden, otros olores, otros sueños, otra vida.
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