Como es una costumbre el síndrome de Olguita Marina se hace presente, no sólo por el ahogo y salir arrancando, si no que hacer algo que aunque no se vea ni se sepa tiene un tinte de travesura. Como extraño las travesuras, añoro hacer alguna locurilla por ahí o por acá, más allá de lo que me lleva la mente... y eso ya es interesante.
Esa parte de mi que no quiere madurar por completo, de lanzarse a lo impredecible que puede entregar cualquier noche, cualquier día.
Mi cuota de responsabilidad está al tope máximo, tampoco es la idea dejar todo tirado, sólo modificar algunos comportamientos que siempre habían estado en el lado equivocado de mi camino.
Mi cuota de responsabilidad está al tope máximo, tampoco es la idea dejar todo tirado, sólo modificar algunos comportamientos que siempre habían estado en el lado equivocado de mi camino.
Así soy yo, sólo me he guardado por unos cuantos años, me he dedicado más al resto que a mi, y eso lo veo medio peligroso porque por lo que estoy cachando esto es retroactivo, una acumulación de libertad.
Si no hay cambio seguiré estancada, y esa claramente no es la idea... viste que en diciembre se acaba el mundo.
Si no hay cambio seguiré estancada, y esa claramente no es la idea... viste que en diciembre se acaba el mundo.
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