Vago desde mi consciente más real hasta los instantes inmóviles. Mi mente se pierde al tocar lo profundo de la realidad absoluta, segundos que zigzaguean entre el ser y el estar.
Sigo mi instinto más oculto, aquel que guardo en secreto. No ensuciarlo, no manosearlo. Asusta, droga, gusta, enloquece, perturba.
Mi entorno inmediato se transforma, viaja de una escena en otra, la secuencia varía y se adapta al sentir instantáneo. Inexplicable. Inexacto. No verbal. Especial.
La conexión retorna, dejando el sentir miedoso, curioso, intenso, guardado en el estado más personal e indescriptible.
La inercia me conecta.
2 comentarios:
Suena a instintos...
Buena foto! está precisa!
psiquiátricamente ese estado se llama despersonalización... será poh
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