Ayer pasé un momento muy desagradable, mejor dicho, más que desagradable fue triste. Buscando la palabra que englobara lo que sentía era desilusión. En el diccionario la palabra desilusión dice: "Impresión negativa que experimenta alguien al comprobar que la realidad de algo no responde a la esperanza o la ilusión puestas en ello" peor de todo cuando no es una la que se ilusiona con pajaritos inexistentes, sino que se deja llevar por personas con palabras esperanzadoras y tangibles. Esta vez la desilusión era la consecuencia de una humillación, un golpe "a la maleta" al orgullo.
Una cosa es sentirse desilusionada por un amor, a quién no el ha pasado alguna vez siquiera en la vida, pero otra muy distinta y tal vez más dolorosa es cuando un familiar te desencanta de un día para otro. Porque amores pueden venir muchos después, pero un familiar está ahí, su puesto es único y sus palabras son más creíbles cuando es difícil que te engañen o te cambien por otra, como en el caso amoroso.
Hace tiempo que no sentía pena, y generalmente cuando lloro es más que nada de rabia, pero esta vez fue de tristeza, desilusión y el concepto peor es humillación. Meteré este caso en el mismo saco de esos amores desechables en que la confianza muta o se pierde para siempre.
2 comentarios:
POr más que metas en el saco del olvido, siendo familiar siempre cerca tuyo estará. He ahí lo difícil.
Con esto te das cuenta que la vida, todo posible; que toda vivencia tiene su "por algo será".
Galla!! que te pasó??!!, ya me contarás!
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