En estos días que el otoño se asomó para recordarnos que pronto hará su entrada triunfal, comenzó la búsqueda frenética de la ropa invernal guardada hace meses. Muchas para desechar y renovar.
Lo que pillé entremedio de sandalias, zapatillas, zapatos y botas bajas fueron mis tacones olvidados y ya dejados en el pasado. Casi 10 centímetros más a mi tamaño natural en unas lindas botas de cuero café en punta que claramente tendría que ensayar por meses para volver a subirme en ellas. Las contemplo recordando cuando podía caminar sin dificultad mirando todo desde otra perspectiva, ahora difícil osar a elevarme 10 centímetros, ni intentarlo, sólo sufriría tratando de moldear mis pies y pantorrillas a un calzado que sería una tortura.
Otro punto importante, aparte de la altura de las botas, es la forma de la punta, tendría que empezar a encaramar los dedos para poder usarlas con mayor facilidad, casi viajar a la antigua china y transformarlos en Pie de Lirio, que dolor!!!... nunca tanto sacrificio si en estos momentos opto por la comodidad para mi vida actual, y por último si se me ocurriera usarlas nuevamente como dice mi masajista que los músculos tiene memoria, así como las pantorrillas recordarían mi antiguo uso de tacones, mis deditos tb. podrían aguantar el dolor y acomodarse en el apretujamiento.
1 comentario:
Avisa cuando tengas algo pa "desechar", si algo me gusta, le ponemos precio jeje
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