
Ahora recuerdo los vidrios empañados que indican las bajas temperaturas afuera. Salir es una odisea, andar con la nariz roja como Rodolfo (el reno), mil ropas sobre todo de polar con toda la variedad que ahora existe y se agradece, comenzar a usar la secadora, y demorarse más en hacer una cama (por usar más frazadas).
Eso fue lo negativo, lo positivo es el encierro familiar con una rica sopa de tomates y crutones, sopaipillas domingueras, y abrazarse hasta perder el frío.
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